La Casa de la Virgen

Casa de la Virgen Empezamos visitando la supuesta casa de la Virgen. El que te lo creas o no, depende, según dijo Timur, de la fé que tengas en ello.

El que parece que sí tiene fé es el actual Papa que ha visitado este lugar y lo ha confirmado como el sitio donde vivió la Virgen hasta su muerte.

Es una pequeña capilla que al parecer está construida sobre las ruinas de la casa en la que María vivió con San Juan desde el año 37 al 48.

Según cuenta la historia, una monja alemana tuvo visiones en las que veía este lugar. Un grupo de jesuitas se dedicó a buscarlo durante años y por fin lo encontraron tal y como ella decía.

Aquí había un culto pagano que sigue hoy en día. La gente ata papeles o pañuelos en los árboles para que se les cumpla un deseo. Sí se cumple tienen que volver y desatar el papel.

A las monjas que llevan la administración de este lugar no les gustaba esta costumbre y para que la gente no ensuciara los árboles ni el parque han puesto una especie de reja para concentrar allí todos los deseos.

En el parque hay también varias fuentes que se supone que tienen propiedades curativas. Yo por si acaso bebí un sorbo.

Por lo demás el sitio no tiene mayor interés.

Historia de Éfeso

La casa de la Virgen estaba en lo alto de un monte y ahora nos tocaba bajar al llano para ver la ciudad de éfeso, que fue capital de la provincia romana de Asia Menor. Tenía entonces unos 250.000 habitantes y allí se reunían los mejores artesanos y los comerciantes más ricos.

Cada año en el mes de abril se celebraban espectáculos en honor de Artemisa y la ciudad llegaba a tener hasta un millón de habitantes que venían incluso de Jerusalén y Atenas. El Templo de Artemisa fue una de las Siete Maravillas del mundo antiguo.

La leyenda dice que fue fundada por las Amazonas, pero en realidad no se sabe quién la fundó ni cuándo. En el segundo milenio a. C. se la menciona por la existencia en la ciudad de un templo dedicado a Cibeles, la diosa que luego se llamó Artemisa.

éfeso fue conquistada por los jonios en el siglo XI a. C. Androcles, hijo del rey Codros de Atenas construyó una ciudad en la desembocadura del río Küçük Menderes (antiguo Caistro) y a kilómetro y medio del templo de Artemisa y consiguió que la gente se instalara allí.

Durante el sitio del rey Creso de Lidia el templo quedó destrozado. Alejandro Magno derrota a los persas en el 334 a. C. y ofrece a los efesios reconstruir su templo, cosa que ellos por orgullo rechazan. Para no quedar mal con Alejandro, los efesios le contestan: "No convendría a una deidad como la vuestra construir un templo para otra deidad".

Mientras pasaba el tiempo la llanura se fue llenando de la arena que arrastraba el río y finalmente la salida de la ciudad al mar quedó cortada. Además esta zona se convirtió en una zona pantanosa y que provocaba muchas enfermedades en la población, como la malaria.

En el 283 a. C. Lisímaco, uno de los sucesores de Alejandro Magno conquista la ciudad y para evitar el peligro de las epidemias, la traslada a un lugar más alejado del mar. Es entonces cuando éfeso se convierte en una de las ciudades más ricas del país y en el centro comercial de la época.

En el año 190 a. C. éfeso pasa a depender del imperio romano y es a partir de la época de Augusto (63 a. C.-14 d. C. ) cuando se construyen la mayor parte de los grandes edificios que se observan hoy.

El declive de la ciudad se debió a varias razones: Por un lado la retirada del mar hizo que los barcos no pudieran llegar hasta la ciudad y, por lo tanto, el comercio fue mucho menor; por otro, la llegada del cristianismo acabó con los cultos paganos, lo mismo que en Afrodisias.

San Pablo vivió y predicó aquí (53-56) y más tarde escribió las Cartas a los efesios. San Pablo afirmaba que los ídolos hechos por el hombre no podían ser adorados. Demetrio, un joyero que fabricaba miniaturas en plata del templo de Artemisa, vio peligrar su negocio y se reunió con otros artesanos para intervenir. Cuando San Pablo estaba predicando en el teatro, comenzaron a gritar: "La Artemisa de éfeso es divina", con ello crearon confusión, San Pablo fue encarcelado y tuvo que acabar abandonando la ciudad.

Recorrido por Éfeso

La visita a la ciudad fue maravillosa. Empezando por la Vía de los curetes que ya es espectacular y siguiendo con las fuentes, las letrinas, la calle de los comerciantes, los templos, la biblioteca de Celso, el barrio de las prostitutas, la calle de mármol y el gran teatro, todo era increíble. Via de los Curetes

La Vía de los curetes (o sacerdotes del templo), era considerada la vía sagrada de la ciudad. Encima de cada columna había una escultura representando a un sacerdote. La reconstruyó Lisímaco en el 290 a. C.

Bajando esta vía te encuentras un precioso relieve de la diosa de la Victoria y más abajo la fuente de Trajano, que data del siglo I d. C.

Lo siguiente que se ve es el Templo de Adriano, que restauró Teodosio en el 391 d. C. Según nos contó Timur en el primer arco de entrada está esculpida la forma de una diosa favorable (no recuerdo su nombre), mientras que en el segundo arco está la cabeza de medusa. Esto significaba que si llegabas con buenas intenciones eras bienvenido, pero si no era así la diosa medusa se encargaría de hacer lo oportuno.

Enfrente del templo se pueden ver los mosaicos que formaban el suelo de casas de los comerciantes y de la gente rica de la ciudad.

Las letrinas estaban por allí cerca y no hace falta mucha imaginación para hacerte una idea de cómo eran en su tiempo. Estaban en una sala cuadrada y tenían unos canales de agua que limpiaban el lugar.

Biblioteca de Celso Ya estábamos en la biblioteca de Celso. Tiberio Julio Celso era Gobernador General de la Provincia de Asia. Esta persona quiso dejar algo para que se le recordara después de su muerte y decidió construir esta biblioteca. Cuando murió, su hijo continuó su obra y la acabó en el 135 d. C. La tumba de Celso se encuentra en la parte posterior.

En los nichos de la parte inferior hay cuatro estatuas que representan a la Sabiduría, la Virtud, la Ciencia y la Fortuna.

La puerta de Maceo - Mitrídates la construyeron estos dos esclavos en agradecimiento al Emperador Augusto por haberlos liberado.

De allí cogimos la calle que llaman de Mármol (aunque, como bien dijo Timur todas son de mármol), que era la calle principal de la ciudad, y vimos a la derecha el burdel. Al parecer el control sanitario que había en aquella época (siglo IV d. C.) era mucho más estricto que el que hay hoy en día. Cada hombre que entraba tenía que lavarse antes de entrar en la gran sala.

Un poco más adelante se ve una cosa curiosa, según Timur, el anuncio más antiguo que existe. Es un pie y una cruz que indican la dirección a seguir y una especie de retrato de una chica y un corazón, acompañados del nombre de la chica. Vamos que quiere decir algo así como: si sigues en esta dirección hasta el cruce encontrarás mi corazón. Se supone que era el anuncio de una prostituta del burdel.

Y por último vimos el gran teatro. Tenía capacidad para 25.000 espectadores y fue modificado por última vez por el Emperador Trajano (98-117).

Aquí fue donde intentó predicar San Pablo.

Basílica de San Juan

Ya sólo nos quedaba visitar la Basílica de San Juan, o mejor dicho las ruinas de la basílica.

Juan escribió su evangelio y murió en Efeso en el año 95. Se supone que San Juan está enterrado en este lugar pero, según dijo Timur, no hay ningún resto en su supuesta tumba.

En el siglo VI d. C. Justiniano mandó construir una basílica encima de la tumba de San Juan, donde estaban las ruinas de otra iglesia anterior también dedicada al santo.

No es que quede mucho que ver allí, era más bien decepcionante, además de que hacía mucho calor. Los diez minutos que Timur nos dejó para recorrer las ruinas los dedicamos a sentarnos debajo de un árbol bastante frondoso y ver desde allí lo que había sido el templo de Artemisa. Ahora no quedaba nada más que una columna marcando el lugar. También veíamos algo más cerca un baño turco con su cúpula horadada.



Atrás         Adelante

Para cualquier pregunta que quieras hacer o para dar tu opinión sobre este sitio web puedes escribir a:  .