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Bretaña (Bretagne)

Brest

BrestCastillo de BrestEl paseo por la costa del Granito rosa, había sido un poco desesperante: el mal tiempo, y el tráfico nos hizo ver más bien gris el granito rosa. Una pena...

Pero cuando llegamos a Brest, la cosa no mejoró. Brest es una ciudad muy moderna y nos pareció poco amigable.

Nos quedamos en el Ibis Brest Centre, cerca del castillo y del puerto comercial.

Se nos había hecho un poco tarde y ya sabíamos que según iban pasando las horas, se nos iría haciendo más difícil encontrar un sitio abierto para cenar.

Estaba lloviendo y andamos un buen rato para buscar restaurante. Estábamos cansados y empezábamos a estar un poco hartos de la lluvia. Por fin nos decidimos por un sitio llamado “Amour de pomme de terre”, o sea, “amor a la patata”, cuyo ingrediente principal, como su propio nombre indica es la patata.

Nos costo mucho elegir un plato de la carta porque era un poco liosa para nosotros y no teníamos claro si serían platos grandes o pequeños. Al final elegimos casi al azar, y más o menos acertamos.

Al día siguiente paseamos por los alrededores del Château de Brest, donde está instalado el Musée National de La Marine. No se podía entrar, pero desde fuera admiramos los dos torreones del siglo XVIII que sobrevivieron a los bombardeos de la II Guerra Mundial.

Brest es un importante puerto y una gran ciudad que, sin embargo tiene pocos restos históricos.

Durante el verano, el puerto de Brest se llena de miles de barcos tradicionales, desde los más grandes de 3 palos hasta los más pequeños trinquetes. Vienen de toda Europa e incluso de América. En el 2004 este encuentro se celebró la primera quincena de Julio, con lo cual nosotros, desgraciadamente, nos lo perdimos.

A ver si algún día volvemos y cambiamos esa imagen gris de la ciudad por otra más alegre.


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