Lo más interesante de Pleyben es su recinto parroquial, que está formado por la iglesia, el osario, la sacristía, una puerta monumental y un gran calvario y que fue construido entre los siglos XVI y XVIII. Es uno de los más bellos y completos de Bretaña, donde es muy típica esta estructura. Está rodeado por un pequeño muro que simboliza la separación entre vivos y muertos, y que además impedía la entrada de animales.
La iglesia (1564-1583) es de estilo mitad gótico y mitad renacimiento. Tiene dos torres, la de la izquierda típica bretona y la de la derecha renacentista que acaba con una cúpula con ventanas y cuatro pequeños campanarios.
Su interior está adornado por una bóveda de madera del siglo XVI, cuya cornisa está esculpida con curiosas figuras que representan escenas mitológicas, de la vida cotidiana y vidas de santos.
También vale la pena fijarse en las vidrieras (siglos XVI y XVII) que cuentan la vida de Jesús; en el altar principal; y en las preciosas estatuas policromadas.
El osario del siglo XVI está al lado de la iglesia. Es de estilo gótico y ha tenido diferentes usos en el tiempo, desde capilla de los muertos y escuela, hasta oficina de correos. Actualmente es un museo que alberga estatuas y diversos objetos de la vida cotidiana de principios de siglo.
La sacristía se construyó a comienzos del siglo XVIII y tiene una preciosa cúpula.
La puerta monumental, o Puerta de la Muerte es como un arco del triunfo. Es de 1725 y está decorada con un Cristo en la Cruz entre su madre y San Juan y una Piedad.
Y por último, el calvario es lo más representativo de este recinto. Es un conjunto de esculturas que representan toda la vida de Jesús, pero principalmente su crucifixión y muerte. Algunos personajes están vestidos a la moda de Bretaña del siglo XVI y vale la pena observar detenidamente todas las figuras hechas con granito y gres de Kersanton.
Nos quedamos un rato admirando las esculturas y un poco después continuamos camino hacia Locronan.